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Principios del método Montessori
Educación individualizada
Cada niño es diferente en su capacidad cognitiva, sus intereses y su forma de trabajar y aprender. La escuela debe brindarle la oportunidad de desarrollarse a su propio ritmo, en un ambiente de cooperación y respeto. La competencia ha de ser consigo mismo, no con los otros
Maestro como guía
El papel del maestro dentro del salón de clases es de guía del aprendizaje, un lazo de unión entre el niño y el ambiente. En el método Montessori es el niño el que descubre y aprende y no el maestro el que enseña, la participación del alumno es activa y la del maestro de observador atento y respetuoso.
Ambiente preparado
El ambiente debe ofrecer al niño una estructura de confianza y seguridad en sí mismo, que le permite moverse con libertad y manipular el material. Un ambiente preparado requiere muebles y materiales diseñados en función del pequeño, así como una atmósfera agradable y estética
Libertad y autodisciplina
Cuando el aula ofrece un ambiente bien estructurado, estimula al alumno a trabajar y a disfrutar su trabajo, facilita la concentración individual y crea un clima social armonioso. El respeto a este ambiente requiere reglas claras y límites bien definidos que todos los niños deben conocer y aceptar.
Períodos sensitivos
Montessori señalaba que durante su crecimiento, los niños pasan por diversos “períodos sensitivos”, en los cuales muestran un interés fuerte y espontáneo hacia determinada actividad o conocimiento. El educador ha de mantenerse siempre atento para detectar y aprovechar tales periodos, ya que si estimula entonces el aprendizaje, el niño aprenderá con mayor eficacia y rapidez.
Educación de los sentidos
Una de las grandes aportaciones del sistema Montessori es el valor que se da al desarrollo de los sentidos por medio de un entrenamiento sensorial cuidadosamente programado, favoreciendo así la integración entre evolución cognoscitiva, enriquecimiento sensorial y actividad manual.
Experiencias de vida práctica
El alumno aprende desde muy pequeño a cuidar su ambiente y a realizar tareas cotidianas, mediante ejercicios de vida práctica tales como limpiar, lavar, abrochar, etc. Estos se gradúan según su dificultad y la edad de los niños, con el fin de estimular la coordinación, la psicomotricidad, el sentido del orden, la independencia para valerse por sí mismo y el comportamiento social.
Agrupación de los niños sin tener en cuenta la división en grados
La práctica de una educación individualizada y progresiva exige una agrupación que permita a cada niño avanzar a su propio ritmo y no al de sus compañeros. En cualquier momento, cada niño puede estar dedicado a proyectos individuales y distintos, a la vez continúa realizando sesiones de grupo.
Visión cósmica
La moderna pedagogía propuesta por María Montessori engloba todos los aspectos del ser humano: físico, psíquico, intelectual y moral, pero también establece una clara relación con el universo que le rodea, de ahí el énfasis que esta educación pone en el estudio de la naturaleza y el respeto a todos los seres vivos que conforman nuestro medio ambiente.